Discurso del vicepresidente de AGN, Luis Kipreos, en la primera “Reunión Ampliada de la Industria del Gas Natural” celebrada el 29 de abril en Santiago, con el objetivo de compartir análisis y visiones respecto del complejo escenario energético que hoy enfrenta nuestro país y, particularmente, sobre el rol del gas natural en la estrategia de desarrollo futuro del sector.
“Esta reunión tiene lugar en una fecha emblemática para nuestra industria, pues en este mes, hace exactamente diez años, se inició la llamada “crisis del gas argentino”, la cual se prolongó por 5 largos años, causando severas consecuencias para el país, tanto a nivel productivo como económico, diplomático y político.Las complicaciones derivadas de las restricciones a las exportaciones impuestas por el gobierno argentino a partir del año 2004, nos obligaron a navegar en tiempos de crisis profunda. Hubo momentos en que ni una sola molécula de gas natural pasó hacia Chile.
Esta crisis profunda impactó fuertemente a la industria del gas natural en el ámbito financiero, en sus inversiones futuras, en su reputación y, peor aún, en la confianza de nuestros propios clientes. Han pasado 10 años y aún la trazabilidad de los efectos se mantiene.
Sin embargo, pese a la gravedad de la situación pudimos mantenernos de pie. En esto fue determinante la solución de largo plazo que se definió en su momento, en que se apostó por una alianza público-privada para impulsar nuevos proyectos que garantizaran el suministro futuro de gas natural, invirtiendo e innovando en infraestructura de punta e inédita en la región.
De este modo, a fines de 2009, comenzó sus operaciones el terminal de regasificación GNL Quintero, en la zona central del país, el que no hubiese sido posible sin una visión de Estado, de política energética, delineada en ese entonces por la administración del Presidente Ricardo Lagos, en que se logró articular una alianza pública y privada entre Enap, Metrogas, Endesa y un proveedor internacional de prestigio, como BG. Todos estos actores asumieron un alto riesgo en este megaproyecto, el cual se ha convertido en un pilar fundamental del sistema energético nacional, basado en compromisos de largo plazo, única forma de viabilizar un proyecto de esta envergadura.
Hoy, de hecho, el terminal de GNL Quintero está jugando como nunca ese rol, ya que por una parte se está utilizando a su máxima capacidad, no tan solo para abastecer las demandas de las empresas contratadas, sino que también utilizando todos los excedentes disponibles en el abastecimiento de empresas sin contratos. Es el caso de Colbún, que en la actualidad mantiene funcionando dos ciclos combinados con gas natural a plena carga, lo que representa aproximadamente el 30% de la capacidad instalada del terminal. Por otra parte, el terminal se encuentra en proceso de expansión no tan solo para incrementar su capacidad de regasificación en un 50 por ciento, sino que también ampliando el patio de carga de camiones en un 100 por ciento.
El año 2010, se sumó el terminal de GNL Mejillones, en la zona norte, iniciativa en la que también concurrieron actores públicos y privados: la empresa franco belga Suez y la estatal Codelco.
Ambos terminales han situado a nuestro país a la vanguardia tecnológica dentro de la región en términos de capacidad de recepción, regasificación y distribución del gas natural, permitiendo además de bajar los costos de la energía y mejorar el medio ambiente, aumentar significativamente la seguridad de abastecimiento de dos áreas lejanas de nuestro país a través del desvió de naves de un terminal a otro, lo que ocurrirá por primera vez a fines del próximo mes.
Ese mismo espíritu colaborativo es el que hoy quisiéramos ver, de manera más patente, ante la actual contingencia energética, principalmente eléctrica. Chile, más que nunca, necesita de un sistema energético eficiente y sustentable para enfrentar el desafío de llegar al tan ansiado desarrollo. En este contexto, creemos que están dadas las condiciones para capitalizar el reposicionamiento del gas natural, e impulsar su mayor presencia en la matriz energética nacional aprovechando todas sus potencialidades como un combustible moderno, limpio y abundante.
Aprovecho esta tribuna para reafirmar el compromiso de la industria del gas natural para colaborar con las nuevas autoridades, en un trabajo conjunto y con visión de país, tal como lo hicimos proactivamente en los años de la crisis.
La solidez de nuestra industria nos permite hoy mirar el futuro con optimismo, contexto en el cual seguiremos profundizando y aumentando nuestras inversiones para que cada vez más chilenos puedan beneficiarse de las bondades de esta fuente de energía limpia.
La proyección de las empresas distribuidoras de gas natural contempla inversiones por más de 400 millones de dólares durante los próximos años, materializándose en la expansión y renovación de las redes, permitiendo de esa manera que este energético llegue a más sectores del país.
Nos gustaría que este plan de inversión fuese más profundo y alcanzara otros segmentos, como el transporte público y pesado, de tal manera que nuestro país se beneficie por la ganancia ambiental que supone el reemplazo del diésel por gas natural. Para lograr esto, es importante que, al menos, se “nivele la cancha” a nivel impositivo, ya que hoy en día el diésel paga un impuesto específico muy inferior que el del gas natural, lo que dificulta el surgimiento y desarrollo de esta tecnología en nuestro país, a diferencia de lo que ocurre en países que van a la vanguardia en estos desarrollos tecnológicos, como es el caso de Estados Unidos.
En el ámbito de la innovación, el cual nos ha acompañado desde nuestros orígenes, seguiremos ampliando la distribución del gas natural a través de los llamados “gasoductos virtuales” o “GNL móvil”: hoy el gas natural se está expandiendo más allá de los límites geográficos que otrora nos imponían las redes subterráneas.
Sin duda, la aspiración es contar con una matriz energética, que conjugue menores costos, mayor eficiencia y que sea menos contaminante. Las energías renovables no convencionales son un paso necesario, pero su alto costo impide que sea una solución a la crisis energética. Es en este contexto que creemos que el gas natural es el combustible que asoma como el mejor camino para ese propósito, pudiendo ser las ERNC un complemento al desarrollo que nuestra matriz debe tener, basándose en el gas natural.
En resumen, más chilenos día a día se están incorporando a los beneficios de una energía limpia, conveniente y segura. Y es un orgullo para la industria el recibir innumerables reconocimientos de los propios clientes en materia de calidad de servicio. Eso nos compromete y nos refuerza a seguir trabajando en mantener estos altos estándares de calidad.
Sin perjuicio de los esfuerzos que constantemente hemos realizado las empresas distribuidoras de gas natural para masificar el uso de este energético, estimamos fundamental la adopción de políticas públicas que favorezcan efectivamente una mayor utilización de este combustible no sólo en la generación eléctrica sino también en otros usos y aplicaciones, tales como en el transporte público; en el sector residencial y en el sector productivo.
Señoras y señores
El gas natural atraviesa por momentos de enorme expectación a nivel nacional e internacional; las proyecciones indican que este recurso será la única fuente energética tradicional que experimentará un sostenido crecimiento en su participación en la matriz global en las próximas décadas, profundizándose sus actuales usos y multiplicando sus alternativas de aplicación. Por ello, estamos confiados que Chile continuará la senda de la diversificación energética, aprovechando las múltiples bondades del gas natural, un combustible de futuro”.
Fuente: AGN