Los expertos dicen que es una alternativa viable para sustituir a otros combustibles fósiles más contaminantes en el escenario de transición energética que vive Chile. Y no es por azar. El reemplazo de carbón por gas natural (GN) bajaría en un 50% las emisiones de CO2 por cada MWh de energía que genera el sistema eléctrico, según el estudio ‘El rol del gas natural en la transición energética: Chile 2020- 2050’, de Klaus Schmidt-Hebbel y Quiroz & Asociados.
Con esta sustitución, dice Carlos Cortés, presidente ejecutivo de la Asociación de Empresas de Gas Natural (AGN), ‘sumada a la incoporación de Energías Renovables Variables (ERV) proyectada, el sector eléctrico en su conjunto contribuiría a resolver un 68% de la brecha que separa a Chile de la meta de emisiones comprometida al año 2030’.
Según Evelyn Stevens, gerente de sostenibilidad y cambio climático de PwC Chile, el GN es competitivo como fuente de generación eléctrica y puede entregar, ‘en forma inmediata, la energía que se dejará de inyectar con el Plan de Retiro de Centrales de Carbón’, siendo una fuente confiable en el corto plazo para complementar el parque de generación sobre la base de energías renovables. En este sentido, dice, el GN es una energía de transición que debe aprovecharse mientras se desarrollan tecnologías más limpias, como el hidrógeno, que permitan ‘la descarbonización total de la matriz y el cumplimiento de la decisión de ser un país carbono neutral a 2050’.
Las oportunidades
Chile ya cuenta con una infraestructura instalada de generación eléctrica a GN, lo que, a juicio de Cortés, facilitaría la transición y el reemplazo del carbón a nivel de generación, tanto en costos y plazos.
‘Tenemos los terminales de regasificación de gas natural licuado (GNL) -en Mejillones y en Quintero- y los gasoductos que nos conectan con Argentina, lo que nos permite tener un suministro acorde con la demanda que conlleva el proceso de descarbonización’, detalla.
Además, precisa, la tecnología actual permite desarrollar centrales a gas competitivas, más pequeñas y con menor inversión requerida, que ‘ofrecen un arranque y una conexión muy rápidos, ventaja que permite compensar los momentos de baja producción de energía eléctrica de las fuentes renovables’.
Eso sí, hay temas por resolver. Para la AGN, queda pendiente que el país comprenda el rol estratégico del GN como motor de un desarrollo sostenible, alineado con los desafíos tanto de crecimiento económico como de reducción de emisiones. ‘Nos preocupa que Chile pueda desaprovechar las ventajas de un recurso abundante, eficiente y seguro’, advierte.
Pero no sólo el GN podría ofrecer buenas oportunidades. A juicio de Ignacio Mackenna, gerente de Ventas Granel y Soluciones Energéticas de Abastible, el gas licuado puede ayudar a cumplir las metas de descarbonización y ‘tiene un rol protagónico en el reemplazo de combustibles altamente contaminantes, como el fuel oil, diésel y leña, sin la necesidad de construir redes de distribución, disminuyendo de manera drástica el CO2 y otros gases de efecto invernadero que aquellos combustibles emiten en gran cantidad’.