Desde el 2018 Argentina está enviando gas de manera estacional durante la primavera y verano a Chile, y ahora se busca darle continuidad a todo el año. El problema es que el consumo argentino en su peak de invierno está por sobre su capacidad actual.
El anuncio vino la semana pasada desde Argentina. El Gobierno chileno ha estado interesado en estrechar los lazos energéticos con el país vecino y, aprovechando la visita oficial del Presidente Gabriel Boric, el ministro de Energía, Claudio Huepe firmó con su par trasandino una declaración en la que ambos se comprometen a avanzar en aspectos como los envíos de gas natural hacia nuestro país.
La intención de Chile es lograr que Argentina asegure envíos de gas natural durante todo el año y no solo en los meses de primavera-verano como ha venido ocurriendo desde 2018, cuando ambos países retomaron la relación gasífera que se había quebrado entre 2007 y 2008, cuando Argentina cortó la llave del gas a Chile aduciendo problemas de abastecimiento interno.
‘En materia de gas natural, la declaración reafirma la intención de ambos países de avanzar hacia el suministro permanente durante todo el año y no solo en el periodo estival, como ha sido en los últimos años’, dice Huepe.
Pero es justo ese punto, el de retomar un suministro continuo, el que no genera consenso entre los expertos, que no ven que hoy Buenos Aires esté en condiciones de asegurar estabilidad. No porque no tenga reservas suficientes, sino porque su infraestructura actual no tiene la capacidad operativa necesaria, ni en producción ni en transporte (gasoductos).
El ministro, no obstante, es optimista. ‘Existen las voluntades de ambas partes para consolidar el suministro de gas argentino. Por lo mismo se hace esta declaración y se está trabajando en la reconstrucción de confianzas, que permita a ambos países avanzar en una integración energética’, describe.
¿Pero Argentina está en condiciones de asegurar un suministro estable todo el año? ‘En Argentina se están tomando acciones para mejorar la infraestructura de transporte de su red de gasoductos. Incluso ya está en marcha la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que puede resolver varios de los cuellos de botella en transporte alrededor de Buenos Aires’, recalca Huepe. Se refiere a un nuevo gasoducto de unos 500 kilómetros que está en construcción inicial y que irá desde Neuquén a Buenos Aires, donde empalmará con la red nacional.
Agrega que entre octubre del año pasado y marzo de este año, Chile recibió en total 1.387 millones de m3 de gas natural argentino, la cifra más alta de las últimas cuatro temporadas estivales desde que se reanudaron los envíos en octubre del 2018 (todo contratado directamente por empresas eléctricas para generación), lo que en cierto modo es un buen principio como señal de garantía.
En esa misma línea opina Carlos Cortés, presidente ejecutivo de la Asociación de Gas Natural (AGN Chile). ‘Las operaciones interrumpibles que venían realizándose dieron lugar a flujos bajo una modalidad firme estacional, otorgando certidumbre y estabilidad en los envíos. En efecto, la operación se ha mantenido en niveles cercanos al 100% del volumen contratado y de manera continua’, destaca. Por eso mismo, plantea que ‘la industria chilena del gas natural ve con optimismo lo que viene, independiente de las contingencias locales que cada país tenga y deba abordar’.
Falta de inversión
Pero esa visión contrasta con la que manejan varios expertos a ambos lados de la cordillera. Básicamente por una cuestión matemática: Argentina consume en su momento peak unos 170 millones de m3/día de gas en invierno y solo tiene una capacidad de producción y traslado de 120 millones de m3/día, pese a contar con gigantescas reservas del hidrocarburo en Vaca Muerta, una de las formaciones geológicas con mayores reservas de gas no convencional a nivel global.
El consultor y ex secretario de Hidrocarburos del vecino país José Luis Sureda, lo resume en términos sencillos: ‘En verano, Argentina sí puede entregar gas, pero el resto del año no. En enero, por ejemplo, la demanda residencial son 13 millones de m3/día, mientras que en junio es de 80 millones de m3/día. Esa es la diferencia estacional que hay que cubrir y para la cual no tenemos suficiente gas’, plantea (ver entrevista).
De hecho, distintos medios de prensa trasandinos han hecho hincapié en las últimas semanas en cómo el país enfrentará la falta de gas este invierno, con el foco puesto en el GNL que estarán obligados a comprar en el exterior y la creciente posibilidad de que se tengan que realizar cortes de suministro, como ha ocurrido en otros años.
El problema principal del país vecino, explican distintos expertos, es que no se han desarrollado las inversiones adecuadas para ir cubriendo el constante aumento de la demanda, debido a que las empresas no han sentido la seguridad y estabilidad para materializar dichas inversiones a través de los años.
‘Lo que uno podría proyectar a futuro es un comportamiento similar a lo que hemos visto hasta ahora, porque la cantidad de gas que nos pueda mandar Argentina va a depender mucho de cómo la infraestructura se está desarrollando en ese país (…) Por lo tanto, no es posible afirmar con certeza y seguridad que al menos en el corto plazo vamos a contar con gas argentino durante todo el año. Eso se ve bastante poco probable’, advierte Ramón Galaz, director ejecutivo de Valgesta.
Pero Carlos Cortés plantea que la capacidad argentina de exportar gas versus la de abastecer el consumo interno, deben analizarse por separado. ‘Durante el verano 2021-2022, aún cuando Argentina no pudo abastecer toda su demanda y utilizó combustibles líquidos para generación eléctrica una buena parte del verano, la exportación en firme operó sin inconvenientes; esto debido a que se cuenta con la capacidad de producción de gas en la cuenca de Neuquén, pero no hay capacidad para transportar dicho volumen hasta los centros de consumo en Argentina’.
En cambio –agrega– ‘sí existe capacidad de transporte hacia Chile, dado que tanto Gasoducto del Pacifico como Gasandes tienen su punto de inyección cercano a la cuenca de producción. En suma, es esperable que para el invierno 2023, se cuente con una capacidad de producción que permita exportar en dicho periodo’.
Impacto positivo de precios
Al margen de si se pueda o no dar estabilidad en el corto plazo, la noticia de que se esté buscando algo como ello fue bien recibida en el país, incluso por actores que vivieron la pesadilla de los cortes de gas en pleno gobierno de Ricardo Lagos a mediados de los 2000.
‘Hoy día si se instalara más comercio de gas con Argentina, que sería muy conveniente, tendríamos mucha más independencia que la que tuvimos cuando solo nos abastecíamos de gas desde Argentina. Por lo tanto, personalmente creo que estamos mucho mejor protegidos y sería interesante avanzar en estas negociaciones, porque lo único que podrían traer es mejoras en el mercado de los combustibles’, opina Jorge Rodríguez Grossi, ex ministro de Energía de la época.
Explica que toda la inversión en infraestructura de gas natural licuado (GNL) que hizo Chile tras la crisis del gas con Argentina hoy representa una protección frente a eventuales problemas que pudiera tener el suministro trasandino, que además sería beneficioso para la competencia.
Hay que recordar que el precio del gas natural argentino es menor al del GNL. Hoy se mueve entre US$4,5 y US$6 por millón de BTU, mientras que el GNL navega entre US$8 y US$12 por millón de BTU. Y pese a que el gas argentino podría subir de valor si se tratara de contratos estables en el tiempo, de todos modos seguiría siendo un poco más barato, según distintos expertos.
‘Uno de los beneficios del gas natural argentino para Chile es que es más barato que el GNL, por tanto, el país gasta menos en importaciones de gas natural. Los clientes residenciales de gas de red se beneficiarán en la medida que los menores costos del gas natural conlleven bajas en los precios finales de las distribuidoras de gas de red. La regulación del servicio de gas de red establece un techo de rentabilidad a las empresas distribuidoras concesionadas. Por ese motivo, debiera esperarse mejores precios que si el suministro es solamente en base a GNL’, finaliza Huepe.
Fuente: La Segunda