Representantes de ARPEL, IGU y OLADE presentaron un documento con análisis de datos para toma de decisiones de actores públicos y privados (white paper) que analiza el escenario del gas natural en la región durante los próximos años. Este trabajo, en que participaron más de 60 organizaciones, destaca el aporte socioeconómico que puede hacer la industria del gas natural, en virtud de su capacidad para descarbonizar sectores de gran relevancia, como el transporte e industria, además de su papel sustitutivo del carbón y el diésel en generación eléctrica.
“El gas natural en la transición a economías bajas en emisión de carbono – El caso de América Latina y el Caribe” es el nombre del documento (white paper) recientemente presentado por la Asociación de Empresas de Petróleo, Gas y Energía Renovable de América Latina y el Caribe (ARPEL), International Gas Union (IGU) y la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE).
Este informe fue elaborado en un esfuerzo conjunto de estas tres organizaciones tras una reunión en Río de Janeiro en septiembre pasado. Además, se realizó un peer review con más de 60 organismos de sectores como el financiero, empresas energéticas, think tanks, entre otros.
El tema clave de este white paper, que tomó meses de investigación, es ofrecer una visión global en el proceso de descarbonización de la economía en la región. Ahí se destaca el rol crucial del gas natural y otros “low-carbon gases” (biogás, biometano e hidrógeno) en la transición energética y la lucha contra el cambio climático.
Y aunque hay un consenso generalizado en caminar a una economía baja en carbono, el documento destaca que la manera en que las distintas formas de producir energía convivirán durante este periodo es altamente incierta.
“Como su nombre indica, transición no significa sustitución abrupta. Implica tener el necesario realismo y pragmatismo para buscar sinergias y ‘ganancias rápidas’ hacia los objetivos de descarbonización”, señaló Carlos Garibaldi, secretario ejecutivo de ARPEL. “El gas natural es, por tanto, un combustible de transición ideal para llenar el vacío entre la demanda de energía y la oferta renovable y de bajas emisiones”, añadió.
La investigación destaca que es imposible predecir cómo y cuándo las tecnologías alternativas serán usables y lograrán ser rentables. Esto, mientras la demanda energética aumentará debido al crecimiento de la población mundial y el desarrollo económico.
El futuro del gas natural en América Latina
El white paper tiene como foco la contribución del gas natural a la situación económica y social de nuestra región, especialmente en la posibilidad de descarbonizar sectores como el transporte y la industria.
Actualmente más del 30% de los latinoamericanos (cerca de 200 millones de personas) vive en la pobreza, y el 13% lo hace en la pobreza extrema. Lo anterior, sin considerar las enormes desigualdades de la región, con un PIB per cápita menor al promedio mundial. Sin embargo, América Latina es rica en recursos de gas natural, y la industria contribuye significativamente al PIB de algunos países.
“Una transición pragmática y justa requiere el mejor uso de todos los recursos disponibles. El gas natural puede desempeñar, sin duda, un papel más importante en la región de América Latina y el Caribe para promover el desarrollo socioeconómico y contribuir al mismo tiempo a mejorar los objetivos climáticos”, comentó Andrea Stegher, vicepresidente de IGU.
Países como Perú, Bolivia o Trinidad y Tobago se han beneficiado enormemente del desarrollo de este energético, mientras que el yacimiento Vaca Muerta en Argentina atrajo 20 mil millones de dólares en inversión y tiene el potencial de hacer del país trasandino el gran exportador de gas natural licuado en la región.
El caso chileno
En el caso de Chile, el reto es la reducción de la generación eléctrica a carbón, sobre todo considerando que existe la alternativa del gas natural, que es mucho más bajo en emisiones. Además, este estudio resalta la presencia como principal cliente eléctrico al sector minero -clave en la descarbonización de nuestra economía-, que en caso de mayor presencia del gas natural reduciría fuertemente su impacto ambiental.
“Los gobiernos de los Estados miembros de OLADE están comprometidos con la provisión de la mejora de la calidad de vida en nuestras ciudades y la mitigación del cambio climático. Las transiciones energéticas en curso crean el espacio para el avance de estos objetivos”, sostuvo Andrés Rebolledo Smitmans, director ejecutivo de OLADE. “El gas natural y otros gases bajos en carbono jugarán, en varios países de nuestra región, un papel fundamental para asegurar la justicia de estas transiciones”, puntualizó.