Mayor oferta de ese país, dada la mayor producción en el yacimiento de Vaca Muerta -uno de los más grandes del mundo-, junto con un menor consumo por la desaceleración económica trasandina, explican el avance. Eso sí, en Chile los privados son cautos pues sigue en el recuerdo la crisis de la década pasada.
El gas argentino está de vuelta en Chile. Aunque fuera algo impensado hace algunos años, el país vecino comenzó a exportar excedentes de gas a Chile a mediados del año pasado, primero en forma tímida, pero con volúmenes que fueron creciendo con el pasar de los meses.
Tanto, que en lo que va de 2019, en promedio, el 39% de todo el gas importado, ya sea por los gasoductos disponibles o por los terminales de regasificación de gas natural licuado (GNL), provino de Argentina, con volúmenes que no se veían desde hace más de una década. Incluso más: en diciembre del año pasado, el gas argentino explicó el 48% del total, mientras que en abril llegó al 43%.
Se espera, no obstante, que mientras avance el año los envíos bajen, pues Argentina es muy intensivo en el uso del gas en invierno.
¿A qué se debe este auge? Fundamentalmente a la explotación del yacimiento de Vaca Muerta, uno de los más grandes del mundo, que hizo que la otrora potencia gasífera, tras largos años, volviera ser excedentario. Buscando mercado para esos excedentes, se decidió aprovechar los gasoductos que unen ambos países y que permanecieron vacíos luego de los cortes de la década pasada.
Eso sí, la oferta actual es eventual, dado que depende mucho de la estacionalidad. Es decir, no hay disponibles contratos de largo plazo pero, a cambio, el precio es más bajo. “Vemos al gas natural argentino como una fuente de abastecimiento complementaria al GNL, que diversifica aún más nuestras opciones de abastecimiento”, explica Carlos Cortés, director ejecutivo de AGN Chile, gremio que agrupa a toda la cadena gasífera.
“El gas argentino abre la oportunidad de continuar desarrollando el mercado de este combustible, particularmente en aquellas zonas que, contando con gasoductos que la conecten con Argentina y donde no existe un terminal de importación de GNL, como son las regiones del Biobío y Ñuble, que requieren de energía limpia para reemplazar los combustibles contaminantes”, agrega Cortés.
¿Se puede confiar otra vez en Argentina? Hugh Rudnick, director de la consultora Systep, indica que lo ocurrido en los últimos meses es una tendencia interesante, pero está el riesgo de la inestabilidad política argentina. “En el largo plazo las oportunidades de Vaca Muerta son enormes, debiera primar una racionalidad y debieran incrementar exportaciones.
Chile evidentemente estará interesado, pero no es obvio que se pueda confiar en un contrato de importación con ellos”, complementa.
“Argentina dispone de importantes reservas de gas natural -particularmente en Neuquén (Vaca Muerta), las cuales, una vez iniciado el proceso de extracción, deberían ser monetizadas en los mercados naturales para Argentina, como son Chile, Brasil y Uruguay. En el corto plazo y una vez superado el déficit todavía vigente de suministro de gas(…) existirían excedentes por más de 100 millones de m3 diarios, que podrían ser exportados hacia países limítrofes y, eventualmente, al mercado global, como GNL. Cabe notar que, hasta el inicio de las restricciones, Chile consumió hasta 22 millones de m3 diarios”, explican desde Enap.
“De mantenerse e incluso mejorar el precio de gas desde Argentina, el sistema eléctrico chileno podría despachar unidades de generación de gas natural eficientes, colaborando en el cumplimiento de la meta de reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero y de otros contaminantes”, complementan en la estatal.
Fuente La Tercera-Pulso. 10 de junio de 2019.