Hace pocos meses, el gobierno anunció el plan de descarbonización para el país, que implicará que a 2040 ya no habrá en funcionamiento ninguna central a carbón. El cese de las operaciones será gradual y se espera que en los próximos cinco años salgan de circulación las primera ocho, contemplándose tener algunas operativas en caso de emergencias.
En este escenario de recambio, el gobierno busca sustituir fuentes de abastecimiento contaminantes por aquellas consideras renovables y competitivas, a fin de modernizar y fomentar las energías limpias en la matriz energética.
Un camino que abre la puerta para la masificación de otras fuentes de abastecimiento, como el gas natural (GN), que puede servir de apoyo, por ejemplo, a las energías consideradas variables, como las eólicas o solares, pese a que su uso actualmente es bajo.
El director ejecutivo de la Asociación de Empresas de Gas Natural (AGN), Carlos Cortés, explica que el GN que se usó en 2018 para generación eléctrica representó apenas el 15% y, en ese sentido, dice que los desafíos de la incorporación de energías renovables variables al sistema eléctrico y las salidas de las centrales a carbón, “representan una tremenda oportunidad para este energético. No obstante, teniendo hoy el GN una capacidad instalada similar a la del carbón, su despacho en el ltimo año fue muy inferior: del 100% de la capacidad instalada de carbón, se despachó más del 63% y sólo 27% fue gas, que tiene mucho que aportar”.
Al respecto, considera que el plan de descarbonización genera “una gran oportunidad” para que el gas natural se posicione y cumpla “un rol relevante como el mejor complemento de base para las fuentes renovables variables, de operación intermitente. Las nuevas tecnologías de generación con gas natural ofrecen un arranque y una entrada muy rápida, lo que permite compensar los momentos de baja producción eléctrica de las fuentes renovables, asegurando un suministro estable”, detalla, agregando que el desafío en la generación eléctrica es que se reconozca la flexibilidad que tiene este suministro para reforzar la seguridad y continuidad del sistema.
Coincide Álvaro Ravazzano, docente de la escuela de Ingeniería de Duoc UC, al indicar que, si el plan de des- carbonización contempla tener algunas plantas térmicas en estado operativo como reserva estratégica, “se deben priorizar las plantas de gas natural que pueden entrar rápidamente en operación en caso de contingencia”.
Un tema no menor, afirma la gerente de Energía y Cambio Climático de EY, Carolina Hernández, ya que si bien el país tiene planes de contingencia, hay que estar alerta a todos los escenarios, incluso a los eclipses. “En 2015, Europa vivió uno solar que sacó de operación cerca de 30.000 MW solares (varias veces la potencia instalada de Chile) por cerca de una hora, que fue manejado sin mayores dificultades. En un caso así, es necesario que exista un mix que reemplace a otras energías, así como en cualquier otro tipo de contingencia o condición operacional”, explica.
Suministro a largo plazo
Otra de las ventajas del GN respecto a otros combustibles fósiles, está en “sus bajos niveles de emisión de contaminantes y en su inferior factor de emisión de gases de efecto invernadero, lo que en el contexto de la acción inmediata requerida frente al cambio climático, lo convierte en pieza relevante”, afirma el senior manager de Strategy & Operations de PwC Chile, Fernando Córdova. Cortés acota que las emisiones de CO2 en centrales eléctricas que operan con gas natural son entre 50% y 60% menores que las que operan con carbón.
Sin embargo, los especialistas coinciden en que el reto está en asegurar su disponibilidad en el largo plazo. “Contar con un plan de suministro que permita una planificación a largo plazo es clave, junto con estrategias que permitan su uso a precios competitivos y donde se maximice el aprovechamiento de sus beneficios”, detalla Córdova.
Fuente: Diario Financiero – jueves 27 de junio de 2019
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