La celebración de nuestros 10 años coincide con un momento expectante para la industria. Las proyecciones de las agencias especializa¬das indican que el gas natural será la única fuente energética tradicional que experi¬mentará un crecimiento en su participación en la matriz global en las próximas décadas.
Los descubrimientos de nuevas reservas de gas, el desarro¬llo de tecnologías para explotar reservas no convencionales, la profundización del mercado del GNL y, especialmente, regulaciones medioambientales más exigentes favorecen este auspicioso escenario.
Al ser el combustible fósil menos contaminante, en sus múl¬tiples aplicaciones el gas natural puede ayudar a disminuir los niveles de contaminación atmosférica, especialmente cuando se le usa en procesos industriales y en la generación eléctrica. Es justamente en este último sector donde se ha producido un progresivo reemplazo de centrales a carbón o petróleo por ciclos combinados a gas natural. Una economía “verde” requiere energía de base que cubra la intermitencia de la mayoría de las fuentes renovables no convencionales, que sea limpia y amistosa con el medio ambiente, todos atributos reconocidos en el gas natural.
Un buen ejemplo es Estados Unidos, donde la electricidad generada con gas natural creció de un 20% a un 25% en los últimos seis años, remplazando principalmente al carbón. Como consecuencia, las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron en 450 millones de toneladas, la mayor caída registrada a nivel mundial.
Por otra parte, existe un notable desarrollo de aplicaciones del gas natural, especialmente en el ámbito del transporte público y privado, donde cada vez gana más terreno. En cuanto a su uso doméstico, el gas natural ya no sólo se emplea para calefaccionar viviendas, calentar agua o cocinar. También está siendo utilizado para generar electricidad a nivel domiciliario, con la introducción de pequeñas unidades de cogeneración, contribuyendo de esta forma a un uso más eficiente de la energía.
En este contexto, en Chile la participación del gas natural en la matriz energética ha ido aumentando, gracias a los dos terminales de GNL en operaciones –Quintero y Mejillones– y hay nuevos proyectos para ampliar la actual capacidad de importación y distribución del gas natural a lo largo del país. Junto con ello, la introducción de la tecnología para transportar GNL en ca¬miones a localidades alejadas de las redes de distribución, ha hecho que desaparezcan las barreras físicas para el desarrollo de esta industria.
Sin embargo, aún nos queda mucho por avanzar, especial¬mente en el sector transporte. Según antecedentes disponi¬bles del Ministerio del Medio Ambiente para la Región Metro¬politana, las fuentes móviles –transporte público, camiones, vehículos livianos, entre otros– son el segmento más relevan¬te en la emisión de distintos contaminantes atmosféricos. Análisis del mismo ministerio
revelan también que en Chile los grandes generadores de PM10 son los vehículos a diesel y particularmente los buses y camiones antiguos.
Por lo tanto, desde el punto de vista ambiental y social sería muy ventajoso incentivar la incorporación del gas natural vehi¬cular (GNV) en el transporte público, además de fomentar y facilitar su uso en flotas comerciales, taxis y vehículos parti¬culares. Las ventajas del GNV son muchas: es un combustible limpio, no tóxico y que no produce residuos líquidos ni sóli¬dos. Adicionalmente, disminuye el nivel de ruido en relación a los motores diesel, y gracias a su tecnología dedicada genera una combustión ambientalmente amigable.
El gas natural está llamado a jugar un rol cada vez más rele¬vante en la matriz energética de Chile, no sólo en la genera¬ción eléctrica sino también y, especialmente, en los sectores residencial, comercial, industrial y vehicular. Además, con el descubrimiento de nuevas reservas, se estima que su precio será plenamente competitivo por muchos años.
Estamos ante una revolución… el panorama energético mun¬dial está cambiando y Chile no está ajeno a esa realidad… La ERA DORADA DEL GAS NATURAL ha llegado para quedarse.
Fuente: AGN, noviembre 2012